Cuando en otro tiempo los hombres de ingenio decidieron competir con sus construcciones artesanales, nacía la confrontación directa entre pares.
Eran creadores de ilusiones, de inventivas que -de la forma propuesta- apuntaban a la movilidad del futuro y también a competir para compararse. Eran mecánicos de manos sucias -lejanos del lujo y la ostentación hoy reinante- que solo con su interés personal, confrontaban con sus iguales sin intermediarios inútiles.
Pero el desafío y sus implicancias no pasaron inadvertidos para un grupo de vivos, que desde una posición de poder y solo con ella, decidieron gobernar la práctica sin que nadie lo solicitara.
Así nació la primera generación de dirigentes que poco dirigían y que fundamentalmente encaminaron sus destinos personales, a convertirse en personajes -como lo sostienen actualmente- en medio de inútiles gestiones que solo recaudan, para garantir el pavonearse en todo el mundo.
Este automovilismo, esta confrontación de intereses provocada por está discapacidad gestional, es la expresión clara de este deporte motor que conserva la calidad de «deportivo», solo para mantener una estética cada vez más lejana de la ética que proclama la definición del deporte… y que parece no tener posibilidad de solución… trabajando certeramente en la seguridad, porque ello garantiza la conservación de la especie..
M.G.
Rallynoticias.com
