La imagen retrata a Enzo Ferrari con su hijo Piero en un festejo ascético en el Restaurante Il Cavallino, el 18 de febrero de 1988.
Cumplía 90 años y recibía de Mario Vernacchia, el gestor de la aerodinamia de la F40 los favorables resultados del test final.
Il Commendatore era también Il Drake -el pato- apodo de la juventud por su modo de andar y ese día cumplía otro de sus sueños: la F40 era su última concepción buscando un Ferrari de calle que fuera una verdadera máquina de pista.
Ese día, 6 meses después su vida sería leyenda, era consciente que su única ambición incumplida, la más sentida, quedaría para siempre unida a su épica…
Alfredino, su primogénito, apenas laureado como Ingeniero había muerto a los 24 años dejando una herida emocional y de fe que jamás cerraría….
M.G.
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